viernes, 30 de diciembre de 2011

Estreno de la semana: DRIVE

Mafiosos, chica en peligro y carreras de coches. Ryan Gosling es un vengador solitario en este magistral film de cine negro del director danés Winding Refn.

La pasión de Driver (Ryan Gosling) son los coches y la velocidad. Pasa los días rodando escenas de acción en Los Ángeles y las noches como chofer. Cuando Shannon (Bryan Cranston), su jefe, le propone asociarse con el mafioso Bernie Rose (Albert Brooks) para ser piloto de carreras, acepta sin calcular los riesgos. Solo encontrará la paz junto a Irene (Carey Mulligan), una vecina de complicado pasado que ha descubierto la bondad en su corazón.

Con la trilogía Pusher —el primer filme de la saga lo hizo en 1996, a los 26 años— y las películas Bronson y Walhalla Rising, el cineasta Nicholas Winding Refn, amigo de Lars Von Trier, se convirtió en el ‘niño prodigio’ del cine europeo.

A la conquista de EE.UU.
Ahora debuta magistralmente en Hollywood con Drive, una historia de venganza dividida en tres actos y con ecos del cine negro de Jean Pierre Melville (El silencio de un hombre), que le ha valido el premio al Mejor Director en el Festival de Cannes. La película versiona un relato de James Sallis, adaptado por el guionista iraní Hossein Amino (Las alas de la paloma) y muy bien resuelto por un reparto encabezado por Ryan Gosling —inolvidable con una chupa de cuero con un escorpión en la espalda— y la dulce Carey Mulligan, en el que también participan Albert Brooks —nominado al Globo de Oro—, Bryan Cranston (Breaking Bad), Christina Hendricks (Mad Men) y Ron Perlman (Hellboy). Además cuenta con una factura técnica impagable gracias a la fotografía de Newton Thomas Rigel (La conspiración) y a la vibrante música de Cliff Martínez (Contagio).

sábado, 24 de diciembre de 2011

Estreno de la semana: EL TOPO

Gary Oldman encabeza el reparto de este thriller con estética de los años setenta, dirigido por el sueco Thomas Alfredson a partir de la novela mítica de John Le Carré.


Londres, 1973. Mientras la Guerra Fría dificulta las relaciones internacionales, el jefe del MI6 (John Hurt), el Servicio de Inteligencia Británico, descubre que un agente doble se ha infiltrado en la organización. Para atraparlo, recurre al veterano George Smiley (Gary Oldman), uno de sus mejores hombres, repudiado tras fracasar en una misión en Hungría. Con la ayuda del joven Peter Guilliam (Benedict Cumberbatch), Smiley intentará desenmascarar al infiltrado entre los sospechosos: Percy Calderero Alleine (Toby Jones); Bill Sastre Haydon (Colin Firth); Roy Soldado Bland (Ciarán Hinds) y Toby Pobre Esterhase (David Dencik). Todos son culpables de algo, pero solo uno es el traidor.

Una trama sólida
En El topo, su última película tras la sorprendente Déjame entrar, el cineasta sueco Thomas Alfredson capta el espíritu del escritor británico John Le Carré como antes hicieron Fred Schepisi (La casa Rusia), John Boorman (El sastre de Panamá) y Fernando Merielles (El jardinero fiel). El director firma una intriga tan precisa como cerebral llena de melancolía a partir del estupendo guión de Bridget O'Connor —que falleció de cáncer antes de terminar el rodaje y a la que está dedicada la película— y Peter Straughan. Se basa en la mejor novela de Le Carré, escrita en 1974 y llevada ya a la pequeña pantalla en 1979 por la BBC con Sir Alec Guinness como Smiley, un agente que apareció en su primera novela Llamada para el muerto.

El topo es la otra cara de las películas de James Bond y Jason Bourne. No hay espectaculares escenas de acción, ni personajes llenos de glamour, ni chicas despampanantes, pero sí una sólida trama de sospechas, traiciones y doble juego, que, en esta ocasión se desarrolla bajo los acordes del compositor español Alberto Iglesias.

Junto a estas cualidades, un raramente contenido Gary Oldman comunica con su silencio y encabeza un reparto con consagrados actores británicos como Colin Firth y John Hurt.

viernes, 16 de diciembre de 2011

Estreno de la semana: MISIÓN: IMPOSIBLE 4


Película: Misión: Imposible – Protocolo Fantasma.   
Título original: Mission: Impossible – Ghost Protocol.  
Dirección: Brad Bird.  País: USA.  Año: 2011.  
Duración: 133 min.  Género: Acción, thriller.  
Interpretación: Tom Cruise (Ethan Hunt), Jeremy Renner (William Brandt), Paula Patton (Jane Carter), Simon Pegg (Benji Dunn), Josh Holloway  (Trevor Hanaway), Michael Nyqvist (Kurt Hendricks), Léa Seydoux (Sabine Moreau), Vladimir Mashkov (Anatoly Sidirov), Anil Kapoor (Brji Nath), Tom Wilkinson (Secretario del FMI).  
Guion: Josh Appelbaum y André Nemec; basado en la serie de televisión creada por Bruce Geller.  
Producción: J.J. Abrams, Bryan Burk y Tom Cruise.   
Música: Michael Giacchino.  Fotografía: Robert Elswit.   
Montaje: Paul Hirsch.  Diseño de producción: James D. Bissell.  
Vestuario: Michael Kaplan.  Distribuidora: Paramount Pictures Spain. 


En “Misión: Imposible – Protocolo Fantasma” (popularmente conocida como “Misión imposible 4″), el agente Ethan Hunt, acusado de un atentado terrorista con bombas contra el Kremlin, es desautorizado junto con el resto de la organización al iniciar el Presidente el “Protocolo Fantasma”. Abandonado a su suerte y sin recursos, Ethan tiene que encontrar el modo de rehabilitar el buen nombre de su agencia e impedir un nuevo ataque. Para complicar aún más las cosas, Ethan se ve obligado a embarcarse en esta misión con un equipo de compañeros del IMF fugitivos, cuyos motivos personales no conoce del todo.


Brad Bird (Los Increíbles y Ratatouille) se aleja de las películas infantiles para sacar brillo a la franquicia basada en la serie creada por Bruce Geller en los años sesenta e impulsada por Tom Cruise, cuya última entrega no recaudó todo lo esperado. Lo hace con escenas tan espectaculares como la rodada en Burj Khalifa –el rascacielos más alto del mundo con 829 metros– en Dubai, Emiratos Árabes Unidos.

viernes, 9 de diciembre de 2011

Estreno de la semana: ARTHUR CHRISTMAS

Tradición y tecnología se unen en esta historia que narra cómo Santa Claus reparte los regalos.

Llega otra Navidad en el Polo Norte y posiblemente sea la última para el actual y desmotivado Santa Claus. Su codicioso hijo Steve, responsable de la modernización del negocio gracias al sofisticado trineo S1, asumirá el relevo  todo transcurre con normalidad. Sin embargo, un día se descubre que Gwen, una niña de un pueblecito de Inglaterra, se ha quedado sin la bicicleta rosa que tanto deseaba. Arthur, el hijo pequeño y desastroso de Santa, encargado del Departamento de Cartas, hace la entrega en persona con la ayuda de su cascarrabias abuelo y el trineo tirado por ocho renos..


Excelente técnica, refinado y personajes tan irreverentes como inolvidables avalan la calidad de Arthur Christmas: Operación Regalo, la nueva producción de Estudios Aardman, líder del stop motion (movimiento de imágenes fijas sucesivas) desde los setenta gracias a Wallace y Gromit: La maldición de las verduras –Oscar a la Mejor Película de Animación– y Chicken Run: Evasión en la granja, entre otras joyas cinematográficas.


Humor gamberro
Como ya ocurrió en Ratónpolis, esta producción dirigida y coescrita por Sarah Smith, esta cinta abandona la plastilina– marca del sello británico– para abrazar las novedosas fórmulas por ordenador –incluida el omnipresente 3D– pero mantiene el encanto de sus reconocibles producciones basadas en la frescura, originalidad, animación algo despreocupada y humor gamberro.


domingo, 4 de diciembre de 2011

Las ilusiones perdidas

No se van en trenes con maletas de cartón pero llevan sus bienes más preciados: un portátil, un móvil de última generación regalado por un familiar o conseguido a base de una lucha de puntos sin cuartel. Suelen tomar un vuelo de bajo coste, cazado pacientemente en las redes de Internet. Se van a hacer un máster, o han logrado una mal llamada beca Erasmus que costará a la familia la mitad de sus ahorros. Otras veces van a hacer de au-pair, de auxiliar de conversación, o a cualquier trabajo temporal. La familia va a despedirlos a la puerta de embarque y mientras se alejan disimularán unos su pena y otros su incipiente desamparo. "Es por poco tiempo -se dicen-. Dominarán el idioma, conocerán mundo... Regresarán en pocos meses".

Hasta hace poco era un privilegio de los nuevos tiempos que les permitía gozar de una libertad sin límites, de un mundo sin fronteras, de una capacidad casi infinita de aprendizaje... Hasta que llegó la crisis y la maleta pareció distinta, la espera en la fila de embarque más embarazosa, la despedida más triste y el fantasma de la ausencia definitiva más cercano.

No. No llevan maletas de cartón, ni hay aglomeraciones en el andén de la despedida. No se marchan en grupo, sino uno a uno. Aparentemente nada les obliga. Ha sido una cadena invisible de acontecimientos. Estuvieron allí hace unos años, o tienen una amiga que les ha informado de que puede encontrar algún trabajo con facilidad. No pagarán mucho, eso es seguro, pero podrán ganarse la vida con cierta facilidad... A fin de cuentas aquí no hay nada.

Y se marchan poco a poco, sin alboroto alguno. Un goteo incesante de savia nueva que sale sin ruido de nuestro país, desmintiendo la vieja quimera de que la historia es un caudal continuo de mejoras.

No hay estadísticas oficiales sobre ellos. Nadie sabe cuántos son ni adonde se dirigen. No se agrupan bajo el nombre oficial de emigrantes. Son, más bien, una microhistoria que se cuenta entre amigos y familiares. "Mi hija está en Berlín", "se ha marchado a Montpellier", "se fue a Dubai" son frases que escuchamos sin reparar en el significado exacto que comportan. Escapan a las estadísticas de la emigración porque suelen tener un nivel alto de estudios y no se corresponden con el perfil típico de lo que pensamos que es un emigrante. Quizá en las cuentas oficiales figuren como residentes en el extranjero, pero deberían aparecer como nuevos exiliados producto de la ceguera de nuestro país.

En los tiempos de crisis que detallan cada euro gastado nadie computa los centenares de miles de euros empleados en su formación y regalados a empresarios de más allá de nuestras fronteras con una torpeza sin límites, con una ignorancia sin parangón. Menos aún se cuantifican el esfuerzo de sus familias, las ilusiones perdidas y sus sueños rotos en mil pedazos.

No llevan maletas de cartón, pero componen un nuevo éxodo que azota especialmente a Andalucía, que dispersa a nuestros jóvenes por toda Europa y gran parte del mundo, que nos priva de su saber, de su aportación y de su compañía. Pero, aparentemente nadie se escandaliza por esta fuga de cerebros, lenta pero inexorable, que nos privará de muchos de nuestros mejores talentos. Nadie protesta por esta nueva oleada de exiliados que son una acusación silenciosa del fracaso y de engaño. Se van en silencio por el túnel de embarque en el que les alcanzará la melancolía por la pérdida temprana de su tierra.

No son, como dicen, una generación perdida para ellos mismos. No son los socorridos ni-nis que sirven para culpar a la juventud de su falta de empleo. Son una generación perdida para nuestro país y para nuestro futuro. Un tremendo error que pagaremos muy caro en forma de atraso, de empobrecimiento intelectual y técnico. Aunque todavía no lo sepamos.

viernes, 2 de diciembre de 2011

Estreno de la semana: IN TIME

Andrew Niccol (El señor de la guerra) regresa en su cuarto filme a la ciencia ficción, género que domina como demostró en Gattaca y Simone.

En el futuro, el tiempo es la moneda con la que se realizan transacciones, el bien más preciado que se roba y hereda teniendo en cuenta que puede detener el proceso de envejecimiento a los 25 años. Así, la única manera de seguir vivo es conseguir más tiempo a cualquier precio, y en esa coyuntura son las clases más favorecidas las que lo obtienen sin ningún problema mientras que los demás deben resignarse a morir. Will Salas (Justin Timberlake) es uno de esos hombres del pueblo llano que vive su vida minuto a minuto, hasta que una inesperada ganancia de tiempo le permite acceder al mundo de los ricos. Una vez dentro, se aliará con una joven y guapa heredera (Amanda Seyfried) para intentar destruir la corrupción del sistema.

Y en su nuevo trabajo, de nuevo basado en un relato original —en el doble sentido de la palabra—, se dan cita jóvenes valores en alza, a saber Justin Timberlake (“La red social”, “Con derecho a roce”), Amanda Seyfried (“Cartas a Julieta”, “Caperucita roja”), Olivia Wilde (“Tron: Legacy”, “Cowboys & aliens”), Alex Pettyfer (“Alex Rider: Operación Stormbreaker”, “Soy el número cuatro”), Cillian Murphy (“28 días después”, “Batman begins”), Vincent Kartheiser (la serie “Mad men”), Matt Bomer (“La matanza de Texas – El origen”) o Johnny Galecki (la serie “Big Bang”), entre otros. Detrás de las cámaras, destaca la presencia del director de fotografía Roger Deakins (“Un tipo serio”, “Valor de ley (True grit)”), el editor Zach Staenberg (“Speed Racer”), el diseñador de producción Alex McDowell (“Superman: Man of Steel”) y el compositor Craig Armstrong (“El americano impasible”).

“In time” se rodó enteramente en Los Ángeles y alrededores —desde las zonas industriales a Beverly Hills, pasando por Maywood, Century City y Malibú—, según el propio Niccol porque se trata de la capital de la eterna juventud. En ese contexto, tanto el diseño de producción como la dirección fotografía estaban orientados a relacionar cada elemento de la escenografía y personaje con el tiempo: «Decidimos que no habría graffitis en el gueto porque nadie tiene tiempo que perder haciendo garabatos sobre una pared. En Dayton, donde todo el mundo va corriendo, la cámara estaba en constante movimiento y, cuando llegábamos a la pudiente zona de New Greenwich, ralentizábamos el movimiento de la cámara», explica el director.

Con un presupuesto de 40 millones de dólares, la película consiguió alcanzar el número 3 de la taquilla norteamericana, y a día de hoy ha recaudado unos 106 millones a nivel global.